Bird_p137 reviewed Fiesta by Ernest Hemingway
Sombras bajo el sol: Mi resaca emocional tras leer Fiesta de Ernest Hemingway
4 stars
Leer Fiesta (título original The Sun Also Rises) de Ernest Hemingway fue como asistir a una celebración que poco a poco se convierte en un vacío emocional. Al principio, me sentí arrastrado por el ritmo vibrante de sus páginas: París, Pamplona, el vino, los toros, la amistad, la ironía constante. Pero detrás de todo ese movimiento, empecé a notar un silencio más profundo. Un cansancio. Una tristeza que nadie dice en voz alta, pero que lo impregna todo.
Jake Barnes, el narrador, me pareció una figura extraña. No se queja. No explica. Solo observa. Pero su mirada lo dice todo. Está herido —física y emocionalmente—, y esa herida lo separa de Brett Ashley, una mujer magnética y devastadora que parece amar a todos y a nadie al mismo tiempo. Me conmovió ese amor imposible, esa cercanía sin esperanza.
Hemingway escribe con su ya conocido estilo seco, sin adornos, y sin …
Leer Fiesta (título original The Sun Also Rises) de Ernest Hemingway fue como asistir a una celebración que poco a poco se convierte en un vacío emocional. Al principio, me sentí arrastrado por el ritmo vibrante de sus páginas: París, Pamplona, el vino, los toros, la amistad, la ironía constante. Pero detrás de todo ese movimiento, empecé a notar un silencio más profundo. Un cansancio. Una tristeza que nadie dice en voz alta, pero que lo impregna todo.
Jake Barnes, el narrador, me pareció una figura extraña. No se queja. No explica. Solo observa. Pero su mirada lo dice todo. Está herido —física y emocionalmente—, y esa herida lo separa de Brett Ashley, una mujer magnética y devastadora que parece amar a todos y a nadie al mismo tiempo. Me conmovió ese amor imposible, esa cercanía sin esperanza.
Hemingway escribe con su ya conocido estilo seco, sin adornos, y sin embargo, logra transmitir una carga emocional brutal. Me sentí testigo de una generación que busca sentido entre ruinas, que bebe, viaja, ama y se burla porque ya no sabe qué más hacer.
Las fiestas de San Fermín en Pamplona, con su brutal belleza y su caos controlado, funcionan como una metáfora perfecta. Todos corren, todos gritan, pero en el fondo, nadie sabe muy bien por qué.
Fiesta no me dejó eufórico. Me dejó pensativo, algo vacío, como después de una noche larga. Es un libro que no grita, pero que se queda dentro. Y su eco, todavía lo escucho.