Bird_p137 reviewed Siddhartha by Hermann Hesse
El río y el silencio – Mi travesía con Siddhartha de Hermann Hesse
5 stars
Leer Siddhartha fue como emprender un viaje interior sin mapas, siguiendo el rumor de un río que parecía hablar directamente al alma. Desde las primeras páginas sentí que Hermann Hesse no contaba simplemente la historia de un hombre en busca de la verdad, sino la parábola de todos nosotros, que caminamos entre la duda, el deseo y la serenidad.
Siddhartha, el joven brahmán, parte de su hogar impulsado por una inquietud profunda: la certeza de que el conocimiento aprendido no basta para alcanzar la sabiduría. Lo acompañé con asombro en su paso por distintas etapas —la austeridad junto a los samanas, el encuentro con Buda, el descubrimiento del placer, la riqueza, el vacío—, y en cada una de ellas vi reflejado el pulso de mi propia vida: esa alternancia entre búsqueda y pérdida, entre luz y cansancio.
Lo que más me conmovió fue cómo Hesse traduce la espiritualidad en imágenes …
Leer Siddhartha fue como emprender un viaje interior sin mapas, siguiendo el rumor de un río que parecía hablar directamente al alma. Desde las primeras páginas sentí que Hermann Hesse no contaba simplemente la historia de un hombre en busca de la verdad, sino la parábola de todos nosotros, que caminamos entre la duda, el deseo y la serenidad.
Siddhartha, el joven brahmán, parte de su hogar impulsado por una inquietud profunda: la certeza de que el conocimiento aprendido no basta para alcanzar la sabiduría. Lo acompañé con asombro en su paso por distintas etapas —la austeridad junto a los samanas, el encuentro con Buda, el descubrimiento del placer, la riqueza, el vacío—, y en cada una de ellas vi reflejado el pulso de mi propia vida: esa alternancia entre búsqueda y pérdida, entre luz y cansancio.
Lo que más me conmovió fue cómo Hesse traduce la espiritualidad en imágenes terrenales: el río, el sonido del “Om”, el rostro envejecido que guarda la paz de quien ha comprendido. En su aparente simplicidad, la novela encierra una verdad esencial: que la sabiduría no se enseña ni se impone, se vive. El tono de Hesse, sereno y musical, me envolvió como una plegaria laica, hecha de compasión y silencio.
Al llegar al final, cuando Siddhartha alcanza la unidad con el mundo a través de la aceptación total, sentí una calma extraña, casi física. Comprendí que el viaje no era hacia un dios ni hacia una doctrina, sino hacia el corazón mismo del ser.
Sidddhartha me dejó la sensación de haber escuchado una voz antigua que aún resuena en lo más hondo de lo humano. No es un libro que se lea una sola vez; es un compañero de ruta, un recordatorio de que la paz no se busca fuera, sino en el río quieto que todos llevamos dentro.







