Bird_p137 reviewed Island by Aldous Huxley
Una utopía que respira: Island me habló al alma
5 stars
Leí La Isla de Aldous Huxley sin saber muy bien qué esperar. Pensé que sería otra novela filosófica, quizá algo fría. Pero no. Fue cálida, profunda, sorprendente. Desde la primera página, sentí que la isla de Pala no era solo un lugar imaginario. Era una posibilidad.
El protagonista llega herido, cínico, como tantos de nosotros. Y allí lo recibe una sociedad que no es perfecta, pero sí despierta. La gente de Pala no huye del dolor. Lo observa. Lo atraviesa. Huxley me hizo pensar sin forzarme. Me mostró ideas sin sermones.
La meditación, la ciencia, la compasión, incluso los pájaros que repiten “¡Aquí y ahora!” — todo encaja como un rompecabezas suave. Leía y sentía que algo en mí se abría, sin saber cómo.
La prosa de Huxley es clara, luminosa, pero con profundidad. No se trata solo de criticar al mundo que conocemos. Se trata de imaginar uno mejor, …
Leí La Isla de Aldous Huxley sin saber muy bien qué esperar. Pensé que sería otra novela filosófica, quizá algo fría. Pero no. Fue cálida, profunda, sorprendente. Desde la primera página, sentí que la isla de Pala no era solo un lugar imaginario. Era una posibilidad.
El protagonista llega herido, cínico, como tantos de nosotros. Y allí lo recibe una sociedad que no es perfecta, pero sí despierta. La gente de Pala no huye del dolor. Lo observa. Lo atraviesa. Huxley me hizo pensar sin forzarme. Me mostró ideas sin sermones.
La meditación, la ciencia, la compasión, incluso los pájaros que repiten “¡Aquí y ahora!” — todo encaja como un rompecabezas suave. Leía y sentía que algo en mí se abría, sin saber cómo.
La prosa de Huxley es clara, luminosa, pero con profundidad. No se trata solo de criticar al mundo que conocemos. Se trata de imaginar uno mejor, y preguntarnos por qué nos cuesta tanto construirlo.
Cuando terminé el libro, me quedé en silencio. No por tristeza, sino por respeto. Island no grita. Susurra. Y lo que dice, se queda contigo.
Una novela que no solo se lee. Se respira. Se vive. Y, si uno está atento, también transforma.