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Georg Büchner: Woyzeck

"Sacrificed to powers larger than himself, Woyzeck is one of the theatre's first anti-heroes. He …

Un hombre roto, una sociedad cruel – y yo con el corazón en la mano

No esperaba que Woyzeck me dejara temblando. Es corto, directo, fragmentado. Pero cada escena pega como un golpe. Georg Büchner escribió esta obra en el siglo XIX, y aún así parece escrita hoy.

Woyzeck es un soldado pobre, cansado, usado por todos: el capitán que lo humilla, el médico que lo trata como experimento, la sociedad que lo aplasta. Y él solo quiere sobrevivir, cuidar a Marie, su amor, y a su hijo. Pero la presión lo rompe.

Mientras leía (o más bien vivía) la obra, sentí que el suelo temblaba. El lenguaje es crudo, real. No hay adornos. Solo verdad. Cada línea revela algo del dolor humano, de lo injusto, de lo inevitable.

Y lo más impactante: no hay buenos ni malos. Solo personas atrapadas en un sistema que no perdona. Marie, tan viva y tan perdida. El Tambor Mayor, violento pero también una víctima del mismo mundo.

Büchner murió joven, sin terminar la obra. Y sin embargo, lo que dejó basta para que Woyzeck siga gritando en teatros, aulas, cabezas.

Terminé de leer con el pecho apretado. Con rabia, tristeza, y una extraña sensación de respeto.

Porque Woyzeck no es solo teatro. Es un espejo. Roto, sí. Pero terriblemente real.